Bueno como les había comentado anteriormente, he decidido empezar a participar en un blog llamado; Adictos a la escritura, en el que cada mes estaré subiendo mediante este blog el ejercicio mensual así que espero sea de su agrado soy nueva en este tipo de cosas y me gustaría oír sus comentarios al respecto. Este mes siendo febrero el tema ha sido un relato del genero romántico y pues sin más palabras este es el mio.
Un día más
Tirados en el pasto mirando las estrellas, pensando en un mañana que no existía.
Recuerdo
como las
nubes grises del exterior eran parte de mi atuendo, aquel día me
sentía exactamente así; gris, creo que saben a que me refiero, a
aquellos días sin color, cuando te sientes sólo en el mundo,
excluido de todo, sin entusiasmo, sin formar parte de algo, vacía, y
la mayoría de las veces sucede cuando te empiezas a cuestionar que
has estado haciendo con tu vida. Recuerdo que aquel día era uno de
esos días, corría hacia la entrada de la estación de trenes antes
de lo que seria una gran tormenta cayera encima de mi, aunque
pensándolo bien no me hubiera importado mucho si terminaba toda
empapada aun así apreté mi abrigo contra mi como si eso fuera a
protegerme de la madre naturaleza, llegue justo a tiempo como estaba
planeado, es sorprendente ¿no?, en como es que parece que todo esta
escrito en algún libro mágico del universo o alguna cosa así, no
era una gran creyente en ese tipo de cosas pero creía en algo, lo
que fuera que estuviera ahí afuera sabia que sucedería con cada uno
de nosotros.
En
esos momentos solo tenia una cosa en la mente; que no retrasaran los
trenes por el clima, tenia que llegar a la tarde siguiente a la
ciudad para una reunión importante, la estación no estaba tan llena
como esperaba, revise los horarios y el próximo tren a la ciudad
salia dentro de 30 minutos, compre un pasaje y como cualquier otro
mortal viajero senté a esperar, odiaba esperar, al menos este tipo
de espera en la que los minutos se alargaban como horas, hice todo lo
que una persona que espera el tren hace, saque un libro e intente
leer algo pero simplemente no podía concentrarme mi mente estaba muy
despierta,
me coloque los auriculares y escuche algo de música pero solo
funciono como por diez minutos, checaba mi móvil cada 10 segundos lo
cual era tonto, no tenia a nadie a quien llamar y no esperaba ningún
mensaje, todas las personas a mi alrededor parecían iguales, hombres
y mujeres en trajes y con sus maletines, leyendo el periódico,
atrapados en un ciclo monótono que probablemente se extendería
hasta el final de sus vidas, me preguntaba si esa seria yo en los
próximos años, observe la ropa que llevaba puesta y el portafolio
en mi mano, yo no quería acabar como esas personas, no quería ser
monótona ni aburrida y en esos pensamientos acabo mi espera la voz
del alto parlante anunciaba que el tren partía en 10 minutos, estaba
tan distraída mientras caminaba como una especie de zombie hacia el
tren que no me percate que había una persona delante de mi hasta que
choque con ella, el golpe casi me derrumba pero por suerte pude
mantener el equilibrio y no caer, me apresure a disculparme.
-Lo
siento.-dije, pero al parecer la persona delante de mi ni siquiera se
había dado cuenta que me había estrellado contra él.
-¿por
qué?-contesto
mientras volteaba a mirarme percatándose de lo ocurrido, era un
hombre joven, aunque sus facciones se veían un poco más
infantiles había cierta madurez en sus ojos grises.
-por
casi tirarte y porque es lo que se supone que se dice cuando
tropiezas.
-no
te preocupes, no fue nada.-dijo mientras se hacia a un lado para
dejarme pasar.-no quiero que pierdas el tren por culpa mía.
-cierto,
gracias.-respondí moviéndome rápidamente hacia el tren donde ya
estaban subiendo los pasajeros, realmente no quería perder el tren y
sin más solo mire hacia delante sin mirar atrás al extraño que
acababa de cruzarse en mi camino.
Aborde
el tren con el tiempo justo para buscar un buen asiento donde pasar
el viaje, la cabina tenia dos largos sillones a cada lado, un
compartimiento para equipaje de arriba y vista a la ventana lo cual
me agradaba seria una buena fuente de distracción.
Eran
exactamente las 2:00 de la tarde cuando partió el tren no sé porque
recuerdo la hora exacta pero supongo que eso pasa siempre, cuando nos
suceden cosas extraordinarias somos capaces de recordar hasta el mas
insignificante de los detalles, estaba a punto de suspirar aliviada
al pensar que tendría el espacio para mi sola, me había sucedido un
par de veces, cuando apareció por la transparente puerta de cristal,
lo reconocí de inmediato era el mismo hombre con el que había
tropezado antes, al parecer él
no me había reconocido estaba muy ocupado acomodando la pequeña
mochila que traía como maleta hasta que se sentó en su asiento y
nuestras miradas quedaron de frente, lo vi, vi el brillo de
reconocimiento en sus ojos que eran iguales al cielo del exterior.
-Vaya
pero que coincidencia.-dije para romper el silencio que se había
formado y no soportaba un instante más.
-no
creo en coincidencias.-dijo en forma de algo que me pareció una
advertencia aunque la verdad yo tampoco creía mucho en ellas.
-yo
tampoco, pero si en algo parecido.-agregue y él solo me dedico una
sonrisa de lado, la verdad es que era apuesto no me gustaba fijarme
en ese tipo de cosas pero en ocasiones era simplemente inevitable,
tenia una piel muy pálida comparada con la mía color olivo y un
cabello muy oscuro, era alto, en ese entonces no supe describir su
edad parecía ser viejo y joven al mismo tiempo, me provocaba cierta
curiosidad, a mi me daban un montón de curiosidad muchas cosas,
parte de ser joven supongo.
-Elliot.-dijo
mientras me extendía su mano en forma de saludo-presentación, la
tome cortésmente era firme y suave a la vez, tenia un tacto cálido.
-Sara.-dije
mientras nuestras manos terminaban de estrecharse, después un tenso
silencio lleno la pequeña cabina, mire hacia afuera el tren ya había
comenzado a moverse, solo se veían pequeñas casas siendo mojadas
por la lluvia que había empezado a caer, las gotas resbalaban por la
ventana estaba tan concentrada observando como caían que casi no me
doy cuenta de que Elliot había hablado.
-Que
clima ¿no?-dejo la frase en el aire, no era de la clase de persona
tímida, al menos tendría a alguien con quien conversar en el
camino.
-¿en
serio piensas comenzar una conversación preguntando por el
clima?-pregunte de repente, al principio pareció sorprenderle que
fuera tan directa después solo me dio una de sus sonrisas amables.
-tienes
razón, demasiado cliché ¿cierto?-continuo.-así que ¿hacia donde
vas?
-
me dirijo hacia la ciudad, se supone que tenga una entrevista de
trabajo mañana en la tarde.-respondí.-¿y
tu?
-había
venido a visitar a un viejo a amigo pero ahora debo regresar a tomar
un vuelo.-creo que noto mi confusión porque rápidamente agrego.-no
soy de por aquí.
-oh,
eso esta bien.-era fácil hablar con él teniendo en cuenta que no
hacia mas de 1 hora que lo había conocido.-perdón por lo de la
estación, aveces me gusta chocar con personas al azar me ayuda a
liberar el estrés.-le dije.
-no
te preocupes.-me dice en tono divertido.-te entiendo.
Tenia
una sonrisa contagiosa y te provocaba contarle cualquier cosa, no
estaba bien confiar así en un desconocido pero aveces eran los que
mejor te entendían, al poco tiempo yo ya sabia muchas cosas de él y
el de
mi, su color favorito, a que se dedicaba, su fecha de cumpleaños, de
donde venia, lo que le gustaba hacer en sus ratos libres y lo que
detestaba de las personas, Elliot era una persona realmente
interesante, afuera todo se empezaba a poner oscuro, la lluvia no
paraba de hecho había aumentado su intensidad y nosotros no nos
habíamos percatado así como tampoco nos habíamos dado cuenta que
el clima descendía hasta que mis labios tiritaron sin darme
cuenta.
-deberías
de cubrirte puedes enfermarte.-dijo algo preocupado así que tome el
abrigo que traía y me lo coloque en los hombros.
-mejor.-agregue
y él solo me dedico una sonrisa, se que había pasado poco tiempo
pero realmente sentía que lo conocía desde hace mucho, pero no me
gustaba ese sentimiento que me provocaba sabia que todo sucedía por
alguna razón, pero no creía que eso se aplicara en mi vida, vaya
quería darme un golpe contra el cristal de la ventana a ver si podía
reaccionar, ese tipo de cosas como el amor a primera vista no
existían, una relación llevaba años cultivarla y nada te
garantizaba que al final resultaría, pero al parecer una parte de mi
cerebro no estaba de acuerdo en como veía las cosas, ademas después
de bajarnos del tren ya no volvería a saber nada de él,
las mujeres eramos tan fáciles de creernos enamoradas, solo faltaba
alguien que nos escuchara y comprendiera, tenia que olvidarme de esos
tontos pensamientos sin fundamentos y despertar a la realidad, creo
que se dio cuenta que tenia un dilema interior porque empezó a
mirarme raro.
-¿sucede
algo? tienes
esa mueca que me he dado cuenta que haces cuando estas demasiado
concentrada en algo o pensando mucho las cosas.-pregunto.
-no
nada, me quede pensando en algo del pasado.
-bueno,
como te decía había una persona que...-deje de prestarle atención
al menos completamente, no podía dejar de pensar, no era posible,
llevábamos casi 5 horas en aquella pequeña cabina charlando y ya me
gustaba aquel sujeto.-¿en serio Sara?-pensé.
-creo
que voy a dormir un rato, estoy algo cansada.-lo interrumpí, claro
dormir resolvía casi la mayoría de los problemas.
-claro,
no te preocupes.-dijo dedicándome una cálida sonrisa que demostraba
un pequeño hoyuelo en una de sus mejillas.-yo iré a buscar algo de
comida.
Después
de eso no sé
en
cuanto tiempo me quede dormida ni por cuanto aunque estoy segura que
no fue mucho ya que lo que para mi parecieron minutos. Elliot regreso
y se acerco a mi, me sacudió despacio los hombros para despertarme.
-Sara,
despierta.-dijo.
-eh,
¿que sucede?-creo que eso fue lo que dije o lo que intente que
saliera de mi boca
yo seguía
medio dormida.
-se
ha dado un anuncio, el tren se detendrá en la estación del
siguiente pueblo al parecer tiene un problema con el motor y el clima
no ayuda mucho.
-¿que?-volví
a preguntar.
-que
tenemos que bajar.-respondió.
-oh,
claro.-ya estaba lo suficientemente despierta para tomar mis cosas,
ponerme de pie y salir del tren hacia la estación, afuera el clima
era helado y una lluvia persistente caía, fuimos directo al tejaban
para evitar mojarnos.
-¿crees
en el destino?-pregunte de repente a Elliot que seguía a mi lado.
-¿cómo?
-si,
¿crees que todo esta predestinado a suceder?
-de
cierta manera.-respondió y creo que eso me basto o tal vez yo seguía
en el limbo entre los sueños y la realidad o tal vez incluso ni
siquiera era yo, la Sara consciente y razonable, me puse frente a el
con mis manos a los costados me puse de puntas para alcanzarlo y lo
bese, pensé que me apartaría a un lado o me detendría porque
antes de hacerlo observe su mirada de saber que era lo que estaba a
punto de hacer pero no, sus labios aceptaron los míos y me
regresaron el beso, puse mis manos alrededor de su cuello enterrando
mi cabeza en su pecho.
-Lo
siento.-le dije.-esto esta mal, ni siquiera te conozco pero siento
como si lo hiciera, es todo tan confuso no soporto el no saber por
que suceden las cosas.
-no
te disculpes, hay
veces que es mejor dejar que simplemente las cosas sucedan no trates
de buscarle explicación a todo.-y sin decir más volvía a acercar
sus labios contra los míos esta vez con mas ímpetu, y entonces lo
supe, todas aquellas cosas no solo estaban en mi mente, no era la
única que lo pensaba, pero, ¿cómo?
Y ¿por qué?,
y ahí estaba yo de nuevo tratando de buscarle solución a todo, por
primera vez en mi vida enterré a esa Sara en el fondo de mi cabeza y
disfrute, solo disfrute.
No
nos dimos cuenta de cuando la lluvia dejo de caer y el cielo lleno de
nubes grises le permitió el paso a unas cuantas estrellas, fuimos a
la parte trasera de la estación tomados de las manos, se sentía tan
familiar, había un extenso manto de pasto, todavía estaba mojado
pero no nos importo, nos acostamos el uno al lado del otro, tal vez
al fin de cuentas acabaría con un resfriado pero nada de eso
importaba en aquel momento, solo él y yo tirados en el pasto mirando
a las estrellas, pensando en un mañana que no existía.
Lo
había estado pensando ese ahora era el único tiempo que teníamos,
quien sabe que pasaría después yo solo trataba de disfrutar aquel
tiempo, de disfrutar sus besos, de disfrutar su tacto y su calor, no
quería pensar en la realidad, nadie quiere hacerlo. Volvimos al tren
cuando el conductor llamo a todos los pasajeros, yo me sentía como
en otro mundo, me sentía cansada y despierta al mismo tiempo,
llegamos a la cabina, Elliot saco una pequeña manta de su mochila y
nos envolvió a ambos en ella mientras nos acurrucábamos en el sofá,
no sé
cuando ni como me quede dormida, solo recuerdo su respiración al
ritmo de la mía y la luz de la mañana entrando por la ventana
acompañada de una voz por el alto parlante que nos decía que
estábamos a poco tiempo de llegar al destino, luchando contra todas
las fuerzas que me mantenían acurrucada contra él
me levante, Elliot seguía dormido, lo sacudí un poco para
despertarlo, fue un milagro que funcionara.
-casi
hemos llegado.-le dije.
-¿qué?.-su
voz estaba somnolienta y algo más profunda por el sueño.
-que
el tren casi ha llegado a la estación principal.
-ah.-fue
lo primero que dijo vi como aparecía en sus ojos grises la verdad de
la realidad golpeándolo, golpeándonos a ambos.-no te preocupes,
todo saldrá bien.-agregó,
pero yo solo negaba con la cabeza.
-ambos
sabemos que no sera así, tu regresaras a donde perteneces y yo
seguiré con mi camino, no podemos hacer nada al respecto, si algún
día nos volvemos a encontrar espero que me recuerdes, y esto
significara que esto estaba destinado a pasar, si no es así, espero
que encuentres la felicidad.
-no
tiene por que ser así.-dijo.-podemos estar juntos, te quiero.
-por
favor, si te quedas nunca sabre si esto fue verdadero, si es real,
viviré creyéndolo que lo es pero nunca lo sabre, yo también te
quiero Elliot, nunca te olvidare ¿lo
entiendes?-le
dije mientras preparaba mi pequeño equipaje y
le daba un beso en la comisura de el labio.
-sabes
que regresare a buscarte.-había cierta determinación en su mirada
que casi le creí, me tomo una ultima vez por la cintura, me acerco a
él
y me dio un ultimo beso, sentí su desesperación, el sentimiento de
que tal vez sea la ultima vez que nos crucemos en la vida, era un
beso de despedida.
-espero
que me encuentres.-le dije justo cuando el tren se detuvo, baje de el
y no mire atrás.
3
años después.
Hace
un tiempo que me había mudado a la ciudad, pero aun así de vez en
cuando hacia viajes en tren para visitar a las viejas amistades y
familia que había dejado atrás en la pequeña ciudad donde vivía,
era un bonito día de otoño, el cielo estaba despejado con nubes que
parecían algodones de azúcar, el viento soplaba mi bufanda mientras
caminaba con
prisa hacia la estación, llevaba en la mano una pequeña maleta, di
un vistazo al reloj, tenia que darme prisa en 20 min. salia el ultimo
tren, corrí a la taquilla y compre un boleto, caminaba como si me
estuvieran persiguiendo, mantenía mi vista fija en el tren que
miraba cada vez más cerca, nada se interpondría en nuestro camino,
cuando
de pronto no
sé
bien
como
sucedió, en un momento llegaba casi al tren, al otro algo hizo
tropezarme, trate de mantener el equilibrio pero lo perdí, pensé
que me daría un buen golpe, pero lo inevitable nunca llego, un brazo
o mejor dicho el brazo de alguien me había detenido de caerme, me
ayudo a estabilizarme acomodaba mi ropa y estaba a punto de
agradecerle a la persona que había prevenido un desastre, cuando
alce mi mirada y lo vi, aquellos ojos grises, la lluvia, las
estrellas, el tren, aquel amor, a él.